2010

"BIENVENIDO A MI BLOG"

16 de agosto de 2010

ENTRE EL DOLOR Y LA MUERTE: EL AMOR



No podía ensombrecer mis ojos, avanzaba la noche como un caballo manso, lentamente, lentamente…



El sonido de las máquinas aturdían mis oídos; todo era una fantasmagórica odisea nocturna.


Afuera todo era oscuro, reinaba el silencio, mi rostro sentía el frío, el viento acariciaba mis venas entumeciendo mis ojos.


Pude encender algún cigarrillo, venciendo el galope del viento


Que rascaba el fuego; aquel cigarro insípido y uniforme para acompañar la penúltima cerveza.


Siento navegar mis labios en grandes sorbos de la cerveza;


Sumergiéndose por mi paladar,


Sistemáticamente enervando mis sentidos.


Allí en aquél lugar que estuve no existe el futuro,


Todo es una fórmula matemática;


Donde el resultado es el dolor, al tristeza, la nostalgia, la agonía; y


La Muerte.


El camino que te conduce allí es sencillo y no existe alguna nomenclatura


Definida.


El olor a llanto, a suplicio, a Muerte y la desesperación


Quedan impregnados en al piel y el alma


De cada visitante.


No es la esquina donde se reúnen los amigos para hablar de fútbol


O el Congreso donde los políticos se burlan de sus electores,


Es la sala de emergencias de un hospital;


Donde los heraldos rodean las puertas


Y la señora muerte asoma su oscuro rostro por las ventanas.


“Lo mejor que tienen los hospitales, son las enfermeras”, decía,


Un viejo amigo, en una ocasión.


Vaya creo que tenía alguna razón;


Pudieron palpar mis ojos algunas deidades vestidas completamente de


Blanco,


Muy amables y atentas por cierto;


Pero mi instinto que no me abandona me susurra,


Que aquellas sonrisas angelicales eran fingidas; y


Dentro de esa ternura y belleza


Se escondía algún pensamiento desconocido.


Nada es cierto, nada es real, nada es total.


La noche sigue galopando lentamente


Siento los encendidos brazos de la Soledad en mi alma.


Esta vez me quema, no me abriga;


Esta vez dilata mis lágrimas y no me embriaga ni me apasiona;


Como otras tantas noches.


Por momentos tengo deseos de huir


Y sumergirme en un mar de cerveza bien fría,


Pero algo me detiene; algo que me anuda el corazón.


Algo que me atraviesa como una flecha erguida.


Quejidos por aquí, lamentos silentes por allá y la noche rutinaria


De las enfermeras es todo lo que se respira en este mundo;


Nada es relevante más que una pequeña semilla de esperanza en cada uno


De los hombres y mujeres de esta infamia.


Pronto va amanecer;


Por lo menos sentiré los rayos del sol calentar mis manos,


Por ahora me quedaré respirando el olor del hospital,


Palpando tristezas,


Mezclándome en llanto, uniéndome en los sueños e ilusiones de vida ajenos.


Es ella la que está acostada allí, venciendo a la muerte,


Es ella la que toma mis brazos y se aferra a la vida,


Es ella la que no renuncia dormir en mi regazo y;


Batalla cuán heroína en mi propio mundo,


El mundo que construí con mis manos por amor.


Es ella la que está frente a mí, dormitando y buscando mi calor,


Ella es mi AMADA


Que batalla con rigor.




*****

Bogotá 22-04-2009





6 de agosto de 2010

POEMA XIX

Quisiera ser tantas cosas y no quisiera ser NADA;
Por ejemplo quisiera ser Dios para saber
si también se sufre y se llora.
Esta agonía miserable no es más que una espera.
Pronto, pronto, pronto Dios mío.

Quisiera ser como el agua del río
Irme lejos, tan lejos y no volver jamás;
Haber si de esa forma pueda olvidar
Esta ciega pasión que me está matando.

Quisiera también ser una piedra o una montaña
Tan solo olvidar tu mirada, dejar tus besos
En la nada y no amarte más.

Quisera ser ceniza y perderme en el viento
Quisiera ser Tú y dejar de amar
Quisiera ser ¿Qué Dios mío?
¿Dime que puedo ser para terminar esta condena?
Tan solo dime OH Señor.

POEMA XI

De: POEMAS DEL DOLOR



¿Qué pensaste al dejarme? ¿Acaso  tienes miedo
de preguntarme que pensé Yo?.
Decías "Ya no te amé más, todo ha terminado;
No importa si lloras, sufres o mueres".
Mientes dulcemente.

Miente tu boca,
En cada palabra que me dices; puedo oír
El llanto de tu corazón.
Mientes como el árbol en la tarde
que da falsa sombra.

II

¿Qué sentiste al oirme en la noche aquél
Que se detuvo el tiempo?
Todo lo que dijimos alguna mañana
que despertamos juntos, se marchó en segundos.
Todo lo que quisimos cayó herido
como un soldado en batalla.

Deja el ser Tú y Yo dejo de ser yo,
Y seamos ambos.
Seamos dos que no se sienten lejos;
Aunque no nos podamos ver, nuestras miradas
Se cruzan en la aurora. En cada recuerdo,
En cada silencio y en cada saludo de las estrellas.

III

Nada es sencillo como respirar tu aroma,
Mi boca anhela tus besos; y
Así intentes no amarme, no podrás olvidarme;
Porque mi corazón vive en tu pecho,
Porque el aire que respiras necesita mi nombre.

Deja que nuestros pensamientos caminen
Libremente;
Y si por alguna razón me extrañas,
Búscame en tu tristeza, Búscame en tus lágrimas;
Y en tu almohada. Cada mañana al despertar,
Cada noche al no poder dormir,
Mi brazos siempre estarán contigo,
Mi pecho estará esperando tu frente.

IV

¿Qué pediste a tu Dios al marcharte;
Desafiaste su voluntad de amarte eternamente?
Aquella agonía de Cristo me recuerda,
A este dolor que siento.

Será un día cualquiera que pronuncie tu nombre;
Y a viva voz preguntaré:
¿Dónde estás Amada Mía que te llamo y;
No me respondes?.
Y al no saber nada de ti
Me iré tan lejos como el viento;
Te olvidaré sin olvidarte;
Y no dejaré de AMARTE.

*****

2 de agosto de 2010

MELODÍAS DEL FUNERAL

Ha Muerto tu voz, con él mi nombre,
Ha muerto tu mirada y se llevó mi sonrisa,
Murió también tu larga velada;
Y con ella nuestro silencio.

Ha muerto las mil y una noche de desvelo,
Esa odisea nocturna en mi alcoba,
Pensándome Amada Mía. Ha muerto.

Han muertos tus ojos y  con eso maté
tus sueños y enterré tus ilusiones.
Ha muerto la sirena que dibujaba para tí;
Se ahogó en la lluvia. Ha muerto la noche.

Ha muerto el poeta sin nombre,
Sus versos ya no existen en tus
Delicadas manos. Ha muerto.

Ha muerto todo y ha muerto la nada,
Han muerto tus tardes silentes y;
Tus mañanas tranquilas, se ha ido
Como mi voz que persigue tu alma.

Ha muerto el silencio y sigue siendo
Silencio. Ha muerto el suspiro,
Y no queda nada, más que mi llanto.

Ha muerto todo amor mío;
pero tu boca aún agoniza;
Y todavía, calladamente
Dice esa palabra que mi corazón
Espera.

Ha muerto mi poema y mi canto,
Pero tu corazón se resiste
A dejar este Mundo.