Alfonso jamás se imaginó que al
llegar de viaje se encontraría con una sorpresa memorable, había pasado ya más
de un año desde que se despidió de Stefy, cuando ella admitió un grave error y
decidió marcharse terminar su carrera a una universidad de su país. Todo había
permanecido tranquilo hasta aquella tarde de lluvia en la casa de Fiorella
donde se organizó un juego de bingo,
todos los amigos esperaban inquietos la llegada del último invitado. Parecía
como una fiesta de bienvenida al entrañable parcero que acaba de llegar de
Europa; luego de vagar por el mundo, todos habían pensado que no lo volverían a
ver por la forma y las circunstancias que se había marchado, pero un accidente sufrido por su amiga más leal, más sublime e insustituible
hizo que regresara sorpresivamente.
Cuando Pierina ofrecía las
pasabocas a los invitados llegó Alfonso acompañado de Kate, todos voltearon
mirar los recién llegados y la mirada especial de Stefy fue hacia la figura de
la acompañante. – Ella debe ser la novia, es muy linda – Pensó. Kate tenía puesto
un vestido color negro hasta las rodillas, zapatos con tacones altos y un
peinado de modelo francés, definitivamente lucía muy hermosa. El recién llegado
de Europa saludó a todas sus amigas, otras ya le habían visto en la clínica y
algunas se abalanzaron emocionadas perdiéndose en interminables y emocionantes
abrazos pero para nada pudo ver la silueta escondida de su ex novia en la
columna que compartía la sala y el patio.

Fue Olenka, la amiga leal, la
cómplice de Stefy quien se encargó de llevar a Alfonso hacia el patio,
tapándole los ojos, ante la impaciencia de este. Justo allí se encontraba la
muchacha, parada con un temblor en sus piernas y emoción dudosa en sus ojos.
Ambos se quedaron perplejos, mirándose fijamente en completo silencio, él iba
articular una palabra pero el abrazo sorpresivo, tierno, emotivo de Stefy
terminó por fulminar cualquier intento de habla del joven. – Chamito cumplí mi sueño
de volver a verte, gruesas lagrimas brotaban
por su mejilla borrando el suave maquillaje, Olenka se contagió del
llanto y salió huyendo del escenario dejando a los “amigos” que multipliquen sus
emociones.
Los celos de Kate era evidente
por más que trataba de disimular no podía esconder su mirada llamativa hacia la
muchacha. – Es muy linda la maldita. Susurraba en silencio, avanzaba la noche y
también el buen juicio de todos los que bebían whisky en las rocas, otros
tomaban aguardiente, ron y algunos cerveza fría. Las ganadoras del bingo fueron
Antonella, Kenneth, Ángela, Valentina, Ferney y para la rabia de Kate el chance
final fue su derrota ante Stefy, el premio no era más que bailar “Serenity” de Armin
Van Buuren con el parcero del alma. Todos celebraron con algarabía el premio,
por lo menos como gritaba Samantha, el parcero solo sabe bailar electrónica. –
El único defecto de mi hermano Alfonso decía, es que baila un solo género.
Aunque en las pistas la mejor pareja eran Alfonso y Samantha, él, solamente
podía comprenderse con ella, verlos bailar en alguna rumba electrónica, era un
deleite, una especie de poesía y teatro, se perdían en mundo más sublime de la
música, seguro que la amistad tan especial y el cariño que ambos se profesaban,
que era puro, limpio, transparente sin morbo ni líbido ayudaba mucho en sus
encuentros de baile. Lamentablemente ahora a ella le tocó ser una observadora
porque aún estaba convaleciente.
Stefy no solo estaba muy
emocionada por el reencuentro de su ex amado, sino que también se enteró que no
tenía novia, la chica de vestido muy elegante a quien le observó desde que
llegó tomado del brazo derecho de Alfonso solo era más que una buena amiga de
él, de allí a bailar bañado de licor y espumas con ropa completamente mojada hasta
los interiores al lado de su “amigo” le hicieron imaginar aquellos momentos del
pasado, donde vivía feliz, enamorada con sueños de convertirse en la única
amada del poeta, capaz de entregar su vida por defender su amor hasta que la pasión
desenfrenada por asistir a un concierto generó conflicto con el amor de su
vida, fue tal su arrepentimiento que durante el tiempo que estaba alejado del
chamito solo se dedicó a estudiar.

La casa ya era un escenario de
bulla, griterío, voces asonantes e ininteligibles, olor a licor, cigarro, y
alegría, fue Olenka nuevamente de arreglar el nuevo encuentro a solas de los
“amigos”, esta vez en la terraza que daba con el parque central, ambos estaban
muy ebrios perdidos en abrazos interminables y sollozo de la muchacha que buscaba
indeterminadamente los labios del Alfonso. Todo marchaba bien, el parcero correspondía de vez en cuando los besos de la
venezolana; besos tiernos, tímidos, cuando parecía elevarse la temperatura del
frenesí y se encendía la pasión de los amantes que apuraban la noche escondiéndose
mas y mas hacia la alcoba contigua, Alfonso separó súbitamente a la muchacha, su
mente de él era una marea de confusiones y recuerdos, tristezas y llanto que
terminaron por verter lágrimas, tenía la misma mirada profunda y nostálgica
como cuando se marcho sin saber adónde. Stefy le acariciaba el rostro con suave
ternura. -Sé lo que pasó mi amor, sé muy bien lo que esta´ sucediendo contigo y
todo pasará pronto y yo voy estar siempre para apoyarte. Las palabras de Stefy sorprendieron
a Alfonso pero no dijo nada solo abrazó en ella y ambos lloraron juntos, hasta
que Antonella interrumpió con una frase muy letal que terminó desbaratando el
mundo que hasta en ese momento creía recuperar, tal fue el impacto de las
palabras que sintió un aire frío que le recorría la espalda pasando por pecho
nevando su esperanzado corazón.

Javier Manrique Oncoy
(TRILCE)
COLOMBIA 2012
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