CANTO DE SERPIENTE

POR TRILCE

VERDADES PARTE I

Mentes subnormales, parásitos de la esquina y payasos de  alguna academia.

Burócratas de quinta especie, gobernantes zornudos e ineptos .

Dulces  palabras de lenguas hastías y voces de fango.

Mentes vacías de lo irresoluto,  galgos del paredón y penumbra;

Fauces hambrientos de lepra y poder. Mercenarios de la discordia y quijotes medievales.

Preparados falsamente en alguna escuela de simulado prestigio, donde la ignorancia baila

Y el intelecto agoniza o sacude las faldas.

Putas de la triste misericordia en las tardes invernales, luego de examen de alguna materia;

Silencio en filosofía, mierda en estadística  y nada en hermenéutica.

Licores baratos y estudiantes tarúpidos suplicando al “mesías” 
de falso y sombrío reino.

Caramba, hasta mis libros entristecen, lloran mis manos y se hunde en el mar del silencio.

Nada, nada espera hasta la noche, ni los mártires inventados por los impuros, ni alguna lengua

Desconocida que busca la muchacha que vende su impío cuerpo en alguna esquina.

Las calles me educaron y las calles sembraron los árboles que hoy

Me dan sombra en esta lejana tierra.

No temo ni temí a las filosofías baratas ni me detuve escuchar tertulias

Pueriles.

No me escondí de “grandes” académicos ni escapé de sus preguntas precarias;

No pinté de color mi rostro ante alguna muchacha hermosa.

Mis versos son letales ante la soberbia;
 Y mis palabras fluyen desde un océano de filosofía pura.

Si antes de estos versos  alineé cantos dulzainos y busqué la pasión escondida,

Hoy  nublo ese recuerdo con cantos de guerra.